Existen diversos tipos de mordida abierta como la mordida abierta anterior en la que no hay solapamiento entre los dientes frontales, la mordida abierta posterior en la que no hay espacio entre los dientes y la sobremordida incompleta en la que los dientes frontales inferiores no tocan con los frontales superiores o con los tejidos blandos interiores de la boca.
Las causas de la mordida abierta pueden ser variadas como por genética u otros factores externos como la forma de la cara, a determinados hábitos como chuparse el dedo o empujar con la lengua.
Este tipo de mordida puede ocasionar problemas a los pacientes como dificultades en el habla, además de problemas de estética o de autoestima.
La mordida abierta puede tratarse y corregirse de diferentes formas, según cada caso. En los casos más leves puede corregirse haciendo unos ajustes o utilizando aparatos de brackets, sobre todo en los pacientes más jóvenes cuando todavía se están desarrollando los huesos.
Esta corrección no será permanente si no se corrigen los malos hábitos, también pueden usarse bloques de mordida y aparatos ortopédicos.
Si las soluciones anteriores no son adecuadas se pasará a la cirugía para tratar la mordida abierta. Este tipo de cirugía de la mandíbula puede ser la solución, especialmente para las personas adultas.
Dicha cirugía consiste en colocar la mandíbula superior en una nueva posición y fijarla con placas y tornillos. En general tras la cirugía sería necesario el uso de brackets para alinear los dientes. Hay que ser consciente de que es un proceso que podría tardar varios años en completarse.